Dos turistas comen paella

Diario de una becaria – Ester Hyppönen (parte 3)

En la recta final de mis prácticas aquí en Madrid, me parece que estos seis meses han pasado volando, aunque he vivido días lentos y larguísimos (sí, sí, me refiero a los días de confinamiento). A pesar de que este tiempo de prácticas no se parecido en nada a lo que en un primer momento imaginé, lo que ahora siento es gratitud y alegría. A pesar de los desafíos, he aprendido mucho y he acumulado una gran cantidad de conocimientos nuevos que me servirán tanto en mi carrera como en la vida cotidiana. Mi diario contiene un montón de anécdotas, de experiencias maravillosas y de nuevos amigos.

Las prácticas
Desde el punto de vista de trabajo, me vienen a la mente dos cosas: nostalgia y emoción. Siento un poco de nostalgia por las seis semanas que pudimos trabajar todos juntos en la oficina del Instituto en el Mercado de San Antón antes de la pandemia y antes de pasar al teletrabajo durante diecinueve semanas. Me hubiera encantado a poder pasar más tiempo con mis amables colegas, a veces trabajando y a veces tomando café y charlando en la cocina del Instituto. Menos mal que con el retiro de las restricciones hemos podido visitar la oficina con unas colegas, lo que ha contribuido a aumentar este sentimiento de nostalgia. ¡Ay, qué cosas! Sin embargo, esta situación extraña ha proporcionado oportunidades nuevas y creatividad, por ejemplo, poder hacer unos podcast.

Pienso que estas prácticas me han brindado una buena mochila que llevar en mi carrera futura: experiencia de trabajo nueva, expansión y fortalecimiento de mis habilidades, contactos en el mundo de arte y mejores conocimientos del castellano. Además, tengo más confianza en mis capacidades y he aprendido algo nuevo sobre mí.

Tiempo libre
Mis planes incluían viajes por todo el país durante los fines de semana que se quedaron en una excursión al Escorial y a Burgos a principios de marzo. No obstante, pienso que he vivido mucho durante este medio año. Antes y después del confinamiento me he familiarizado con muchas de las atracciones, los restaurantes y las librerías de Madrid, y librerías hay muchas y maravillosas de segunda mano en la ciudad. Sobre los libros tengo que decir una cosa: me encanta leer así que menos mal que facturo dos maletas facturadas en el mi vuelo de regreso a Finlandia, pues he comprado muchos, pero muchos libros que llevaré conmigo a casa. Es mi punto débil, esos libros de segunda mano que cuesten solo unos euros, pero, claro, una tiene que mantener los conocimientos de la lengua y que manera más fácil que leyendo. A los que compartís mi pasión por la lectura, os recomiendo con mucho cariño las librerías de Madrid. Además de la lectura y la buena comida he tenido tiempo para entrenar, lo que me ha ayudado enormemente a mantener la salud mental (y física también, por supuesto) en los tiempos difíciles. Menos mal que mi gimnasio reabrió con aire acondicionado, con este calor no podría hacer halterofilia.

Pensando en lo todo, estoy contenta con lo que hecho durante mi trabajo y mi tiempo libre durante los meses pasados. Aunque no fue como pensaba, tengo mucho que llevarme a casa cuando vuelva, además de libros. Lo mejor de todo: las personas. Me siento afortunada por haber conocido a gente tan amable, con quienes espero a mantener el contacto. Sin todos estos amigos en torno a mí, mi vida en Madrid habría sido aburrida. ¡Gracias a vosotros todos!

Me esperan la vuelta a Finlandia y allí nuevos retos: trabajo de máster… ¡Os deseo a todos un verano encantador!

Con mucho cariño y abrazos (desde la distancia),
Ester

TOP 5 de cosas que siempre recordaré de esta etapa en Madrid

  1. La gente a que he conocido
  2. Nueva experiencia de trabajo
  3. La belleza de la ciudad
  4. Las mañanas frescas por el Parque del Oeste (¡qué aromas y vistas!)
  5. El calor casi insoportable de julio

Lee la primera parte.
Lee la segunda parte.