Esta historia sobre una comadrona fuerte y luchadora, enamorada de un oficial de las SS destinado en Laponia ha sido un éxito de público en Finlandia. Narrada a tres voces y con detalles bien hilados e integrados, el relato de Katja Kettu engancha y pretende ir más allá de la novela romántica tradicional, pues acoge temas como las novias de los oficiales nazi, el trauma de la guerra, las vejaciones a los prisioneros o la supervivencia.
La comadrona comienza cuando Helena Angelhurst recibe un baúl en el que se encuentra unos diarios que pertenecieron a tres personas: a una partera sin nombre sólo conocida por su apodo de Ojo Salvaje, a un oficial alemán llamado Johan, y a un personaje que vive en una cabaña apartada. Y así, la historia regresa a un tiempo convulso, cuando Finlandia y la Alemania nazi eran aliados frente a la Unión Soviética.
Destaca la construcción de la trama con las tres voces unidas al continuo cambio entre el presente y el pasado, además de las historias paralelas que van surgiendo. Por suerte, los capítulos están encabezados por un texto que indica la fecha y el lugar, y el lector no se pierde en el rompecabezas.
La novela transcurre en un remoto lugar de Laponia, aislado, en la década de los años 40, y es un acierto la inclusión de rituales o detalles de los pueblos lapones, así como el ambiente narrativo habitado por una fuerza de tintes mágicos relacionada con las fuerzas primigenias de la naturaleza. Esto refleja en el lenguaje, crudo pero acorde con los personajes, los sucesos y el lugar; incluso se ve en el nombre chamánico por el que es conocida la protagonista. El dialecto de Laponia enriquece enormemente la narración original, le confiere verosimilitud, pero decir que en la traducción al castellano este dialecto ha sido recreado por Dulce Fernández mediante un habla popular.
De un modo u otro, los personajes que conviven en la novela luchan con su pasado y con los efectos devastadores de un conflicto bélico. Johan está roto por la culpabilidad, Ojo Salvaje se aferra a su amor de una manera descarnada y pasional y no se hace preguntas morales o de conciencia. Pero si un lector espera una historia romántica al uso con la guerra como trasfondo, La comadrona no lo es, pues se sirve de hechos terribles y hurga en la memoria histórica de Finlandia.