Cosmética a la finlandesa: Seija Keränen

Seija KeränenDesde que Seija Keränen aprendió sus primeras palabras en castellano, remolacha, manzana, han pasado 30 años. Ahora, esta cosmetóloga de Kainuu residente en Madrid, tiene su propia empresa. Y no ha sido nada fácil.

¿Cómo se ha convertido en emprendedora en Madrid?
Llegue en España junto a mi marido español cuando era una joven madre de dos hijos pequeños. En el aire flotaba ese deseo de aventuras que causa la juventud; no hablaba ni palabra de español. Al principio, trabajaba en un modo muy modesto, por entonces vivía en el campo, cerca de Ávila. Hacía tratamientos para los turistas y para gente local, pero como no contaba con suficiente clientes, a veces iba a trabajar a Madrid.

¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de establecer una empresa en España?
Fundar una empresa en España ES difícil. Aunque al principio parezca una misión imposible, uno sólo ha de atreverse y echar para alante. Existe burocracia, una jungla de leyes, además de la maquinaria administrativa española con sus numerosas oficinas. Como nórdica que soy, estaba segura de que podría ocuparme del papeleo yo misma, pero de eso nada. Aún así, no hay motivo de pánico. Afortunadamente existe la figura heroica de las gestorías, que lo saben todo y pueden salvar tu vida. Ciertamente cobran una buena cantidad por sus servicios, pero lo menos no hay que pagar multas nada más empezar por ignorancia. La gestoría sabe y conoce y el cliente puede suspirar con alivio. Los gestores o gestorías son un colchón entre las autoridades y el empresario y se ocupan de gestionar las cosas se manera diplomática en ambas direcciones. Conseguir la información no es sencillo debido a la dispersidad de la red de expertos, por eso los gestores son necesarios, o por eso su figura se ha hecho necesaria a la hora de establecer una empresa. Viviendo en Madrid, me he dado cuenta que las empresas van y vienen. Se nota por ejemplo en que el lugar que ayer era una lavandería pasado mañana es una panadería y que donde había unos almacenes ahora hay un taller de costura. Tal vez se trate de un cambio natural, pero al mismo tiempo me pregunto si cualquiera puede fundar una empresa sólo para probar si tiene éxito o no.

Según su punto de vista, ¿cuáles son los mayores retos de los emprendedores en España?
Tal vez por la sociedad en general, el mayor reto a la hora de fundar una empresa en España es la falta de capital inicial: muchas de las cosas requieren dinero. Fundar una empresa es buscar el equilibrio en la noria de ingresos y gastos. Es necesario pagar gastos de seguridad social, seguros e impuestos y estos no siempre están en consonancia con los ingresos. En mi caso, mi trabajo lo afectan las temporadas y hay momentos en que acuden más clientes y momentos cuando hay que buscarlos con lupa. Mi salario varía pero aún así, los gastos se mantienen idénticos o incluso suben cuando, por ejemplo, hay que seguir formándose o pagar seguros. Respecto a las diferencias culturales, he notado que lo más difícil para alguien que llega de Finlandia es el ocuparse del marketing debido a la naturaleza tímida de los finlandeses. Al igual que los españoles, hay que mostrarse extrovertido todo el tiempo y hablar de los productos en todos los medios y ocasiones hasta el aburrimiento.

¿De qué consiste su negocio?
Realizo tratamientos cosméticos faciales a base de ingredientes naturales a los que es posible incorporar pedicura o masajes de piernas. El tratamiento es muy relajante y se recomienda coincidiendo con los cambios de estación: marzo, junio, septiembre y diciembre. Trabajo dentro y fuera de Madrid, porque tengo muchos clientes que no pueden acercarse a la capital y que precisamente por eso han formado grupos, y a veces viajo para un “fin de semana de belleza” a Ávila, Plasencia o a Arenas de San Pedro, en Gredos. Además realizo dos tipos distintos de masaje: tratamiento de aromaterapia clásico y terapia manual según el Dr. Simeon Pressel.

¿Hay más demanda de servicios cosméticos en España que en Finlandia? ¿Existen diferencias entre de esos países?
¡Qué pregunta tan interesante! A mí me parece que en España hay más demanda de productos y servicios de belleza que en Finlandia, pero también se dan diferencias causadas por la residencia: si se vive en el campo o en la ciudad. Se notan diferencias culturales, climáticas y hasta religiosas. Las mujeres españolas van muy cuidadas y son conscientes de la importancia del aspecto físico. Acuden más a menudo a la peluquería, se hacen la manicura, cuidan sus cejas, se interesan por el rizado de pestañas y no dudan en el maquillaje permanente para los labios, mientras que las mujeres escandinavas son más pragmáticas y no andan tanto tras las últimas modas. Las finlandesas sopesan si existen riesgos para la salud, si las sustancias de un tinte son alergénicas y sí el tratamiento lo realiza un profesional de confianza.

¿Cuál es su cliente típico?
Mi clientela consiste principalmente en mujeres de unos cincuenta años, quien a veces traen consigo a clientes más jóvenes y a hombres. Mis clientes están muy bien informados sobre el hecho de que el cuidado de la piel forma parte esencial del tratamiento preventivo sanitario. En ese sentido, son personas conscientes de sí mismas y del medio ambiente a quienes el término “huella de carbono” les resulta familiar. ¡Bienvenidos!