Paloma Valdivia es una escritora e ilustradora chilena, invitada de honor del festival finlandés Kolibrí 2020. Charlamos con ella de su trabajo.
¿Cómo fue tu trabajo para ilustrar la obra de Gabriela Mistral?
El trabajo de Gabriela Mistral fue particularmente emotivo de ilustrar para mí. Mi primera profesora de enseñanza básica, me acercó a sus versos. Nos hizo cantarlos primero, luego leerlos, escribirlos e incluso bailarlos. También pasé por el proceso de dibujarlos. Es muy diferente aprender a leer con un libro de texto que con un poema. Yo lo había olvidado y cuando empecé a leerlos para ilustrarlos, vino a mis recuerdos la melodía de cada poema. Estuvieron siempre dentro de mí. Además, Gabriela Mistral fué una mujer admirable. Profesora, poeta, diplomática y sobre todo, luchadora por la educación extensiva de la infancia chilena en sus recónditos territorios.
Hace unos años te concedieron el premio al libro más bello que otorga la Unesco por Caperucita, ¿cómo cambian, si es que lo hacen, los premios internacionales la vida de una ilustradora?
Personalmente veo los premios como luces en el camino, señales que te dicen que vas bien encaminado. Sin duda los premios ayudan a darte reconocimiento y visibilidad, a llegar más rápido a lugares que de otro modo te habrías demorado más. Te hacen feliz porque te demuestran que has hecho un buen trabajo y te vinculan con nuevos públicos. Soy muy agradecida de quienes han seleccionado mis trabajos. Sin embargo, en mi campo, existen grandes premios, como el Andersen o el Astrid Lindgren que son los equivalentes a un Nobel en la ilustración. Yo admiro mucho a quienes los han logrado.
Algunas de las obras que has ilustrado han sido traducidas a otros idiomas, ¿hasta qué punto la ilustración es un lenguaje «internacional«?
Los libros que he ilustrado y escrito han sido traducidos a muchos idiomas. Es increíble saber que una historia que empezó en tu cabeza y salió de tu mano pueda llegar a niños de todo el mundo. Esos libros me hacen viajar y me llevan a lugares impensados. El año pasado me tradujeron 3 libros al Indi y este año fui invitada para hacer talleres con niños en escuelas de los Himalayas. Cuando escribo e ilustro quiero que mis historias sean universales, me interesan los temas que llegan extensiva e interculturalmente a muchos lugares y personas.
Naciste en Chile pero has vivido en Barcelona, ¿has notado que el cambio de residencia haya influido en tu trabajo?
Viví 7 años en Barcelona y estoy de regreso en Chile. Barcelona fue una gran experiencia, un despegue laboral. En esa época en Chile practicamente no se sabía lo que era la ilustración y llegué a una ciudad en la cual la ilustración era un oficio culturalmente valorado. Allí pude estudiar, conocer personas destacadas, visitar ferias, escribir mis primeros libros y entender el mercado del libro ilustrado. Trabajé mucho y para mí fue una gran escuela.
¿Qué ilustradores o libros de América Latina nos recomendarías para Finlandia?
Recomendaría una buena historia y creo que las mejores historias son universales. Todos estamos cruzando fronteras e intentando salir de los estereotipos que nos hacen sentir de un lugar o de otro. Buscando entre esos libros, recomiendo:
• De aquí no se pasa, de Bernardo Carvhalo, publicado por Planeta Tangerina, Portugal. Se trata de un autoritario general que no deja pasar a nadie de la página izquierda del libro y el pueblo no puede entender una decisión tan absurda.
• Una pequeña casa en el bosque de Jutta Bauer, donde un ciervo generoso acoge en su pequeña casa a todos los desamparados del bosque, incluso al cazador que tiene hambre.
• Seis Hombres de David Mc Kee, Inglaterra, una alegoría sobre la guerra y la condición humana.
• Por último La guerra de Andre Letria, Portugal.
Mi aporte en estos temas de la integración y humanización, es Los de arriba y los de abajo (Kalandraka), que nos cuenta acerca de las grandes similitudes y pequeñísimas diferencias de los habitantes del planeta tierra.
¿Qué aporta o puede aportar la literatura finlandesa y nórdica a la literatura universal, si es que conoces algún ejemplo interesante?
En América Latina conocemos poco de la literatura nórdica. Lo más cercano es la obra de Selma Lagerlof o Astrid Lindgren de Suecia. Pippi Calzaslargas es un referente para muchos de nosotros con su imagen de niña inteligente y fuerte que nos demostró que hombres y mujeres somos iguales. A través de sus historias, pudimos conocer paisajes y tradiciones que de otro modo no conoceríamos. Personalmente valoro el modelo danés de enseñanza de la lectura, Fidus, que fomenta aprender a leer con libros de literatura, no textos escolares. Fidus es un personaje de peluche, está en las salas y puede ir a la casa de los niños.