Autor: Jaime López. Asociación Arte Sostenible
Fecha: 4 de abril de 2025
La movilidad cultural en Europa es un elemento clave para el desarrollo de un espacio cultural común, ya que fomenta el intercambio de ideas, la cooperación artística y la difusión del patrimonio cultural a través de las fronteras. En un continente marcado por su diversidad, este flujo de personas, bienes y experiencias permite a los ciudadanos europeos acceder a una amplia gama de expresiones artísticas, fortaleciendo la cohesión social y promoviendo la interculturalidad. La movilidad cultural se manifiesta de diversas formas: desde el desplazamiento de públicos, artistas y otros agentes del sector para participar en festivales, residencias y exposiciones, hasta la circulación de obras de arte y la colaboración entre instituciones culturales de distintos países.
El último anuario de movilidad cultural, publicado en 2025 por On the Move, red internacional de información dedicada a la movilidad artística y cultural, muestra que Europa se mantiene como el epicentro de la movilidad cultural global, impulsada por una significativa financiación y una red diversa de organizadores y destinos con un creciente enfoque en el medio ambiente y la sostenibilidad.
Sin embargo, la movilidad cultural, a pesar de sus beneficios sociales y culturales, tiene un impacto ambiental considerable. Julie’s Bicycle, organización británica especializada en sostenibilidad cultural, ha evidenciado en diversos informes que los viajes internacionales y el transporte de materiales y bienes culturales, especialmente por vía aérea, son factores clave en la huella de carbono. En este sentido, la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) advierte que la tendencia actual del sector del transporte se aleja significativamente del objetivo establecido en el Pacto Verde Europeo, que busca reducir las emisiones en un 90% para 2050, en consonancia con los objetivos del Acuerdo de París. Ante este panorama, resulta imperativo acelerar la transición hacia una movilidad sostenible y adoptar estrategias más ambiciosas que alineen el sector cultural con las metas climáticas europeas.
En primer lugar, la comunicación digital ha abierto nuevas posibilidades para la movilidad cultural, transformando la forma en que los artistas, instituciones y audiencias interactúan. Los avances en tecnología han permitido la creación de eventos virtuales o híbridos, exposiciones en línea y colaboraciones remotas, como el control virtual de las obras que viajan entre instituciones, eliminando así la necesidad de desplazamientos.
En el ámbito del transporte, cada vez más organizaciones culturales están optando por alternativas ecológicas para reducir su huella de carbono, priorizando el transporte público, caminar y andar en bicicleta. En Finlandia, el HIAP, programa Internacional de Artistas de Helsinki, promueve el «slow travel», y algunas residencias, como la Saari de la Fundación Kone, están permitiendo a los artistas experimentar y adoptar nuevas formas de viaje de bajas emisiones como parte de su actividad. Asimismo, la reconocida agencia de arte contemporáneo IHME Helsinki, a través de sus directrices para reducir el impacto ambiental de sus producciones, ha logrado una reducción significativa de la huella de carbono derivada de los viajes y el transporte.
Los vehículos eléctricos y el transporte compartido también están ganando terreno como opciones sostenibles en la movilidad. Los trenes en Europa se han convertido en una opción atractiva para los desplazamientos y su uso se está incentivando en muchos eventos y festivales culturales. Este es el caso de Renfe, la compañía ferroviaria española, que mediante la iniciativa Tren de la Cultura ofrece ventajas para los asistentes y expositores de festivales musicales, incluyendo accesos preferentes, sorteos y descuentos.
Otra estrategia clave para fomentar la movilidad cultural sostenible reside en la reinvención de los formatos tradicionales de eventos y actividades culturales. Diversas organizaciones están optando por modelos descentralizados y regionales. En lugar de concentrar un festival en una sola ciudad o país, algunas iniciativas, como el Festival de Teatro de Avignon, experimentan con la celebración simultánea en múltiples ubicaciones. Este enfoque no solo minimiza el impacto ambiental al reducir la necesidad de desplazamientos largos, sino que también promueve una mayor inclusión de las audiencias locales.
Asimismo, algunos museos están adoptando estrategias para reducir el transporte de obras de arte, impulsando exposiciones itinerantes virtuales que minimizan el movimiento de bienes. Una buena práctica la encontramos en el proyecto europeo ReInherit, donde tres museos de Austria, Grecia y Chipre implementaron la iniciativa «ReThinking Exhibitions». Mediante diseño modular reutilizable, producción local y elementos digitales (como hologramas de las obras de arte), lograron reducir viajes, costos y emisiones, demostrando que alternativas innovadoras pueden hacer las exposiciones más sostenibles.
Sin embargo, hemos de considerar que la movilidad cultural sostenible es un desafío que no solo requiere innovaciones tecnológicas y logísticas, sino también un cambio profundo en la manera en que las instituciones culturales, las administraciones públicas y las audiencias abordan su responsabilidad medioambiental.
Museos, teatros, festivales, galerías y otras entidades culturales deben ser líderes en la adopción de prácticas sostenibles. No solo tienen el poder de transformar sus propias operaciones, sino que también pueden influir en la opinión pública a través de exposiciones, programas educativos y campañas, utilizando el arte y la cultura como herramientas de sensibilización que inspiren a adoptar prácticas de movilidad sostenible.
En este sentido, la responsabilidad de las audiencias es igualmente crucial. La creciente conciencia sobre la emergencia climática empodera a espectadores y consumidores culturales para influir activamente, exigiendo prácticas sostenibles a las instituciones. Optar por eventos que prioricen el transporte público y compartido, o respaldar iniciativas culturales respetuosas con el medio ambiente, son acciones clave para impulsar un cambio significativo.
Además, las instituciones culturales deben promover la creación de redes sostenibles, que faciliten la cooperación internacional para desbloquear marcos de políticas que coloquen la cultura al frente de la acción sobre la crisis climática. Un ejemplo destacable es la red internacional Gallery Climate Coalition (GCC), que ha impulsado iniciativas específicas para promover la movilidad sostenible en viajes y transportes.
Por otro lado, la transición hacia una movilidad cultural sostenible requiere tanto del compromiso del sector cultural como del apoyo estructural y financiero de las administraciones públicas. Es fundamental que las políticas continúen incentivando el uso de transporte ecológico, fomentando el desarrollo de infraestructuras verdes, como rutas exclusivas para peatones y bicicletas, e instalando puntos de carga para vehículos eléctricos en las sedes de eventos culturales.
En este contexto, la Comisión Europea ha lanzado varias iniciativas que promueven una movilidad cultural más responsable y ecológica. Un ejemplo destacado es la Nueva Bauhaus Europea (NBE). Aunque su enfoque es amplio, abarcando áreas como la arquitectura, el diseño y el urbanismo, la NBE también impulsa iniciativas que integran la movilidad sostenible con el diseño estético y la inclusión social, aportando una dimensión cultural y creativa al Pacto Verde Europeo.
Otra iniciativa clave la encontramos en el Plan de Acción para la Transición Ecológica en los Sectores Culturales y Creativos (LuoTo), que busca acelerar esta transición mediante acciones a nivel municipal, proporcionando herramientas que apoyan actividades culturales sostenibles, como establecer criterios de sostenibilidad para la concesión de becas de movilidad. Esta medida ya se aplica en la iniciativa ‘La Cultura Mueve Europa’ del programa Europa Creativa, que ofrece incentivos económicos a artistas y profesionales que evitan viajar en avión.
En definitiva, el futuro de la movilidad cultural en Europa requiere una transformación profunda y holística que combine innovaciones tecnológicas, cambios culturales significativos y políticas públicas ambiciosas. Abordar los desafíos climáticos de forma integral permitirá no solo mitigar el impacto ambiental, sino también generar nuevas oportunidades para un futuro más sostenible y culturalmente enriquecedor. El sector cultural, con su capacidad de influencia y creatividad, tiene una oportunidad única para liderar este cambio, redefiniendo la manera en que producimos y experimentamos el arte y la cultura en un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes.
Referencias:
On the Move
Julie’s Bicycle
Agencia Europea de Medio Ambiente
Plan de Acción para la Transición Ecológica en los Sectores Culturales y Creativos (LuoTo)
Foto: Guillermo Durante/ Unsplash
Artículo encargado por la red de Institutos Culturales y Académicos de Finlandia (SKTI) en el marco del programa pARTir financiado por Nexgeneration EU. Publicado originalmente en inglés en la página web de SKTI.