La artista textil afincada en Oulu, Johanna Pöykkö transforma emociones, paisajes y memorias en instalaciones espaciales que dialogan con el entorno y con quien las contempla. En esta entrevista, habla sobre su proceso creativo, la influencia del norte de Finlandia, su estrecha relación con las telas heredadas, y los proyectos que la traen a España en el marco de Oulu2026. Actualmente se encuentra la residencia artística ISLA en Robledo de Chavela, donde colabora con la artista española Lucía Loren, especializada en arte ambiental. Con delicadeza y firmeza, nos invita a atravesar sus obras como quien cruza un umbral íntimo.
Cuéntenos sobre su trabajo. ¿Qué le inspira?
Realizo obras espaciales a partir de materiales, en las que la luz, la sombra, los colores y la esencia del tejido juegan un papel central. A menudo, el punto de partida es algún tema relacionado con mi vida personal o con alguna situación del mundo que me conmueve profundamente. Al sumergirme en la creación artística, puedo procesar esos temas y, al mismo tiempo, tomar cierta distancia de ellos.
Durante la pandemia, por ejemplo, comencé a trabajar la idea de los límites personales y del territorio propio. Empecé a crear espacios con telas que permiten el paso, pero que impiden acercarse demasiado al otro. Aunque mi inspiración a veces tiene una carga negativa, el proceso creativo transforma esa energía en algo positivo. Por eso, en mis obras están siempre presentes la luz y la ligereza. Trabajar con estos temas me permite aceptarlos y entender que forman parte de la condición humana.
Vive y trabaja en la región de Oulu. ¿Qué opinión le merece la elección de Oulu como Capital Europea de la Cultura?
Es una elección muy hermosa y emocionante. Espero que ofrezca a cada persona una nueva perspectiva sobre cómo puede integrarse en el campo cultural de la región de Oulu. Me gustaría ver una participación activa y un diálogo amplio sobre la cultura y sus posibilidades. Gracias a la mayor visibilidad mediática, las actividades culturales están llegando a un público más amplio que el habitual en Oulu, lo que ha despertado el interés de actores culturales de mayor envergadura en la región. Esto ha brindado a los agentes locales la posibilidad de llevar a cabo proyectos más ambiciosos y conseguir financiación. Al mismo tiempo, abre nuevas perspectivas y da espacio para soñar. También soy presidenta de la Asociación de Artistas de Oulu y, en estos momentos, estamos desarrollando proyectos que, para nuestra escala, son realmente grandes. Es muy importante para nosotros que el mayor número posible de artistas pueda participar activamente y sentirse parte del año de la Capital Europea de la Cultura, no solo como observadores, sino como protagonistas.
¿Ha influido el norte de Finlandia en su arte?
Sí, definitivamente. Vivo en una antigua villa en el norte, rodeada de naturaleza. El paso de las estaciones y el trabajo al aire libre son una parte esencial de mi proceso creativo. El frío extremo me inspira especialmente. En esas condiciones, la tela mojada se congela y se vuelve rígida, lo que me permite moldearla y construir espacios con planchas de tela helada, por ejemplo. En los días grises y ventosos, suelo ir a Hailuoto, una isla frente a la costa de Oulu, y aprovecho el vacío y la soledad que ofrece. Y cuando el sol brilla sobre el río Oulu, experimento colgando telas sobre el agua y observo los reflejos que se generan.
Trabaja mucho con telas de sábanas. ¿Cómo descubrió que era un buen material para hacer arte?
Me mudé de Oulu a Helsinki para estudiar ciencias del arte textil, etnología e historia en la Universidad de Helsinki. En una asignatura de estampado textil encontré la inspiración para ingresar en la Universidad de Arte y Diseño, donde me especialicé en arte textil. Para mí, la tela de sábana es mucho más que un material físico: es portadora de historia y de tradiciones. Últimamente he estado trabajando con el tema de «anhelar algo», que hace referencia a personas que ya no están, pero que dejaron su huella a través del trabajo manual. Me fascina cómo la decoración del entorno, como los encajes, y la creación de un espacio íntimo han sido siempre parte del ser humano. Con frecuencia me traen textiles antiguos, como sábanas heredadas de abuelas, que valoro profundamente. La tela de sábana se ha convertido en mi A4, es decir, en la base sobre la que se construye mi arte.
Está realizando una residencia artística en Robledo de Chavela en el marco del proyecto Oulu2026 del Instituto. ¿Qué espera de esta visita?
Espero descubrir las posibilidades que me ofrece este nuevo paisaje. Alejarme de mi entorno habitual me permite ver las cosas con nuevos ojos. Llevo conmigo fragmentos de obras, retales de tela y acuarelas. Mi intención es pintar al aire libre, como si fuera un diario, y dejar las piezas expuestas a las condiciones del clima y del entorno. Es posible que estas obras formen parte de una exposición colectiva en Oulu tras la residencia, o quizás regrese a Robledo más adelante. Para mí es fundamental ver cómo se comporta la obra en un espacio abierto, antes de trasladarla al contexto de una galería.
Durante la residencia de ISLA, colabora con la artista española Lucía Loren. ¿Qué espera de esta colaboración?
Estoy muy entusiasmada por trabajar junto a una artista que utiliza técnicas tradicionales. Me hace mucha ilusión conocer de cerca sus proyectos, y ella también ha mostrado interés en conocer el panorama artístico de Oulu y mi trabajo. Hemos organizado varias actividades en torno a esta colaboración. Además, el interés de alguien externo me ayuda a mirar mi propio entorno artístico desde otra perspectiva. Colaborar con artistas de otros países no solo permite conocer otras formas de hacer arte, sino que también enriquece y amplía el propio proceso creativo.
Su exposición Castillos en el aire – En sueños todo estaba bien se ha presentado en la galería del Instituto Iberoamericano de Finlandia en Madrid. ¿Cómo ha sido?
Llevar una instalación a un nuevo entorno siempre requiere preparación. Es necesario adaptarse al espacio sin que la obra pierda su esencia. Mi intención ha sido ofrecer al espectador un punto de partida desde el cual pueda construir su propia narrativa. Mis obras son muy abstractas, y quiero que cada persona se deje llevar por su imaginación. Cuando alguien observa una obra desde otra cultura, puede aportar una interpretación inesperada. Por ejemplo, a un visitante, Castillos en el aire le recordó a la decoración de la Feria de Abril en Sevilla. La instalación ha sido un boceto de una obra permanente que ahora se expone en el nuevo hospital de Oulu, especializado en pediatría y ginecología. Empecé a reflexionar sobre el entorno hospitalario, un lugar donde se supera la enfermedad y también donde nace la vida. Lo de «En sueños todo estaba bien» alude a ese espacio onírico en el que, aunque sea por un instante, podemos escapar de la enfermedad o de situaciones difíciles.
¿Qué tipo de recepción ha tenido su arte?
Mi obra espacial ha sido bien recibida. Las personas valoran la diversidad en el arte y están dispuestas a explorar distintas formas de expresión. Mis piezas, ya sean bidimensionales o tridimensionales, permiten que el espectador entre en ellas o incluso las toque. Eso añade una dimensión extra a la experiencia artística y, a menudo, provoca reacciones de asombro y suspiros de alegría.