Aprovechando que el fotógrafo de arquitectura Jussi Tiainen se encuentra en el Instituto Iberoamericano de Finlandia para inaugurar su hermosísima exposición Arquitectura finlandesa a escala humana, hemos charlado con él sobre sus luminosas imágenes.
¿Por qué quisiste dedicarte en un principio a la fotografía de arquitectura?
Me aficioné a la fotografía gracias a mi mejor amigo y a sus consejos. Sus padres eran arquitectos, por lo que en cierta manera la arquitectura ya estaba presente cuando comenzó mi interés por la fotografía. Al poco de acabar la escuela, entré a trabajar en el estudio de arquitectura de Timo Penttilä, donde hice de chico para todo, y durante ese tiempo recibí muchas influencias buenas y conocí a muchos arquitectos. Posteriormente, cuando comencé a estudiar fotografía, tuve claro que la arquitectura era mi campo. No deseaba fotografiar a gente o realizar imágenes publicitarias, así que en cierto modo acabé como fotógrafo de arquitectura.
Has fotografiado obras de arte para varios libros. ¿Cuál es la diferencia entre la fotografía de arquitectura y la de obras de arte?
El principio no difiere mucho. En ambos casos, un artista ha hecho algo que desea se fotografíe. Técnicamente tienen los mismos temas, pero también existen muchas diferencias. La fotografía de arquitectura es dependiente de la luz del sol y de sus ángulos, mientras que las obras de arte pueden ser fotografiados con luz artificial, es decir, el fotógrafo es quien las ilumina (excepto las esculturas al aire libre). Asimismo, en la fotografía de arquitectura el fotógrafo usa más su creatividad. Básicamente la arquitectura está compuesta por espacios y ambiente, y el fotógrafo ha de encontrar algo en el último y convertirlo en algo comprensible mediante la fotografía. Además, la hora de planificar, el arquitecto hace las cosas bidimensionalmente, aunque el resultado es tridimensional, una escultura. La misión del fotógrafo es retornar la obra a su forma bidimensional pero sirviéndose de otro arte o forma de expresión.
Tu libro y la exposición que se puede ver en el Instituto representan la arquitectura finlandesa a escala humana. ¿Qué es lo que te ha inspirado de este tipo de arquitectura?
La búsqueda de la fama y el deseo de atención constituyen algo característico de hoy en día. Cuando era joven, en un curso de primeros auxilios me dijeron que si al acudir al lugar de un accidente uno se encuentra muchas victimas, la que más esta gritando es la que menos necesita ayuda; los heridos de gravedad son los más silenciosos. Esta metáfora se podría aplicar al arte contemporáneo y a la arquitectura: los que más fuerte claman son los que generalmente acaparan mayor atención de los comisarios y los periodistas, mientras que lo más hermoso y perdurable se queda sin atención. Personalmente creo que todo el mundo es capaz de hacer una arquitectura que deje la boca abierta y estar así presente en los medios. Pero si en lugar de eso se tiene que construir un edificio que se adapte a su entorno y con el que los usuarios estén satisfechos, ahí ya tenemos una tarea más difícil. Actualmente las revistas de arquitectura están llenas de imágenes publicitarias de las construcciones más curiosas y sorprendentes que, sin embargo, aparecen desconectadas de su entorno. Por esa razón yo deseaba mostrar algo más humano y adaptable al entorno.
Has fotografiado arquitectura contemporánea tanto en Helsinki, ciudad donde resides, como en Madrid, entre otros lugares. ¿Qué diferencias ves entre la arquitectura finlandesa y la española? ¿Se pueden utilizar las mismas técnicas en la fotografía?
En la construcción de los edificios hay diferencias evidentes. En Finlandia es esencial que los edificios sean capaces de soportar grandes cantidades de nieve, y debido al frío del invierno, necesitamos más aislamiento. Estas características afectan en cierta medida a la apariencia de los edificios, pero la construcción es bastante parecida en todos los países, porque los materiales son prácticamente los mismos en todas partes. En el pasado, la obra de los arquitectos finlandeses era fácilmente identificable, pero ahora resulta más difícil. En Helsinki no se suelen construir edificios tan altos como en Madrid. Además, el lenguaje formal tal vez sea más valiente en Madrid que en Helsinki. La manera de usar la cámara es, por supuesto, igual en ambos casos, pero en la búsqueda de la luz y en su uso existe una gran diferencia. A mediados del verano, en Helsinki el sol brilla casi veinte horas al día, mientras que por el contrario, en Navidad solamente se dan cuatro horas de luz solar. En Finlandia, el sol del verano brilla desde el Norte, lo que no es posible en España. En verano, puedo sacar fotos a las once de la noche o antes de las cinco de la mañana. Me encanta la luz finlandesa.
Aparte de la gira actual que ya ha visitado Comillas (Cantabria), has expuesto en España otras veces. ¿Como son tus experiencias en este país?
Queso de torta en Cáceres y vino de Rioja en Logroño. Sobre España sólo tengo buenas experiencias. He tenido la suerte de haber visitado un buen número de lugares aquí, y su larga historia cultural siempre despierta respeto: hay impresionantes colecciones de arte y paisajes hermosos por todas partes. En España las cosas siempre se han arreglado sin problemas, lo que no ha sido en absoluto posible en los numerosos países que he visitado con mis exposiciones.