Una librería única en Lisboa

A Leena Marjola le aburrían los largos días de trabajo y la eterna prisa de su país natal y en 2010 decidió mudarse al extranjero. Su primer destino fue la gran metrópoli londinense, que pronto cambió por la fascinante Lisboa, donde regenta su propia librería Bookshop Bivar desde 2014.

¿Cómo llegaste a Lisboa?
Estuve por primera vez en Lisboa en 2011 y casi al instante sentí como hubiera llegado a casa. Me encantaron la gente y la cultura de cafés, la ciudad y la luz. Su paisaje urbano un poco deteriorado, con callejuelas y abuelos jugando a las cartas en parques y cafés, era para mí un paraíso donde era posible no hacer nada. Podías sentarte en un banco y observar el mundo pasar y respirar el olor del bullicio. Contemplar cómo se reconoce la gente y se detiene para charlar. No existe la prisa, siempre hay tiempo para el otro. Tengo que admitir que las cosas no son siempre tan idílicas, pero eso es lo que sentía y lo que aún siento la mayoría de los días. Y de este modo, lo que iba a ser el experimento de un invierno, ha durado casi cinco años.

¿Cómo surgió la idea de fundar una librería en Portugal?
Siempre me he gustado leer y, como muchos otros amantes de los libros, he soñado desde niña con trabajar entre libros. Por una razón u otra, acabé en otros empleos, pero el sueño siempre se mantuvo. Tras establecerme en Lisboa, empecé a visitar sistemáticamente las librerías locales. Mi sorpresa – y mi decepción – fue enorme, cuando en ninguna librería de viejo pude encontrar muchas novelas en inglés. Libros nuevos encontré a algunos, pero mucho menos que en Helsinki. Ciertamente es posible de pedir libros en Internet, pero no es lo mismo que explorar la variedad que ofrece una librería auténtica. Solía ir a las librerías en lengua portuguesa para hojeas los anaqueles, aunque ni por asomo tenía tantos conocimientos de portugués como para leer libros en este idioma. Visitaba las librerías sólo para estar cerca de los libros. Poco a poco mi sueño se hizo más fuerte, y esto es lo que siempre he querido hacer: estar rodeada de libros de la mañana a la noche. Y así, después de sopesar la idea y clarificar los asuntos prácticos, decidí que tenía que intentarlo.

¿Cuál es la idea de negocio de tu librería?
Para mí era importante fundar el tipo de librería a la que me gustaría ir. Una librería donde la productividad no es lo más importante y en donde nadie se acerque a venderte con compulsión. Donde se ayuda, si se necesita, pero donde tienes la oportunidad de explorar los libros con tranquilidad e incluso sentarse en un sofá rojo para leer un capítulo de un libro. Donde se puede hablar con el dueño o se puede salir sin comprar nada y sin sentirse culpabilidad por ello. Donde la música no suena tan fuerte que no se pueden escuchar los pensamientos o charlar con otros clientes. Donde se siempre se encuentra a personas interesantes; los amigos de los libros son siempre amables. La idea de mi librería es una tienda normal de libros usados: los consigo y los vendo. Algunos de mis clientes me ofrecen sus propios libros, y si son de esos que puedo vender, les algo doy a cambio. Con libros para usar me refiero a esos libros que en realidad se leen en casa o de camino al trabajo, que se pueden llevar sin pena a la playa o al parque. Mi especialidad en Lisboa es que no vendo ningún libro en portugués: todos están en inglés. También traigo libros en finés de Finlandia y he recibido algunos de los finlandeses residentes en Portugal. Éstos últimos no se encuentran en venta sino que se los presto a los finlandeses gratuitamente. Además de vender libros, organizo eventos literarios en inglés: noches de escritores, clubes de lectura. Empezamos un club de lectura en primavera y desde entonces nos reunimos una vez al mes. Otro grupo de literatura mantiene sesiones regulares.

¿Qué tipo de clientes acuden a tu librería?
Mi clientela está formada por lectores que viven aquí, no tanto por turistas. La mayoría son portugueses, pero, por supuesto, acuden personas de otros países. En verano hay más turistas, y en invierno también vienen viajeros de países lejanos, como por ejemplo Australia y Canadá. Las edades de mis clientes varían mucho: he vendido libros tanto a abuelitas octogenarias como a niños estadounidenses.

¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Cómo ves el futuro de los libros?
En este momento no voy a hacer muchos cambios. Voy a continuar de la misma manera, hasta que no me quede otra que renovarme. Intento desarrollar la variedad de libros de las estanterías, cuando encuentro lugares nuevos para comprarlos. Lógicamente hay que mantener continuamente los ojos abiertos, porque el mundo de los libros está en enorme cambio en todo el mundo. Las noticias dicen que la venta de libros está disminuyendo, también en Finlandia, pues los jóvenes ya no leen. Sin embargo, creo que los lectores no se van a acabar y que el libro tradicional de papel va a mantenerse. Ahora se imprimen más libros que nunca y, aunque los libros electrónicos son muy populares, no creo que vayan a reemplazar a un libro de verdad. La fascinación de pedir libros por internet ya ha desaparecido, y los consumidores regresan a los comercios de a pie donde pueden encontrarse con otros amigos de la literatura. Normalmente se piensa que leer es una afición solitaria, pero los lectores no desean vivir sin contactos con otras personas… al menos en Portugal.